
Hacemos
Aplicamos la Educación Somática a través de la integración de las ideas propuestas por Moshe Feldenkrais desarrolladas en su metodología. Estas permiten generar el potencial aún no explorado de cada persona o grupo. Para crear las condiciones de aprendizaje iniciamos considerando las prioridades que cada persona o grupo tiene. Por ejemplo, cuando alguien tiene un dolor o una restricción que le genera limitaciones, desarrollamos estrategias que le permitan conocer y entender cómo llegó a estas limitaciones, y partiendo de ese conocimiento crear opciones que la lleven a mejorar su manera de actuar.
Otro punto para iniciar el aprendizaje puede ser a través de las dificultades con las que llegan las personas o grupos. De ahí, necesitamos encontrar la velocidad o los ritmos con los que interaccionan y que les generan errores consigo mismos o con el ambiente. Conociendo cómo nacen estos errores, desarrollamos opciones que puedan resolver las necesidades a través de producir nuevas formas de organización en su velocidad y sus ritmos que ampliarán sus posibilidades de acción.
Esta reorganización se fundamenta utilizando principios de la física. Por ejemplo, utilizamos la mecánica en la interacción de las personas o grupos con las fuerzas de la naturaleza, como la gravedad. También utilizamos los principios fisiológicos, como la homeóstasis, que son todos los mecanismos de autorregulación que un sistema, sea persona o grupo, posee para preservarse en vida. Desde las matemáticas utilizamos los principios de los procesos a la hora de ejecutar las actividades que se ven reflejadas en el actuar de las personas o grupos.
Los principios desde los cuales compartimos clases y talleres para público en general, empresas, grupos, asociaciones y también para colegas son los siguientes:
Nos acercamos a cada persona o grupo de manera integral.
Observamos a cada persona o grupo como un sistema que forma una unidad en sí misma.
Nuestro trabajo consiste en el desarrollo del potencial de aprendizaje que tiene cada persona o grupo ante las diferentes dificultades sin que esto signifique enfermedades, patologías o destino, sino maneras particulares de organización para la acción en momentos específicos de la vida.
Asumimos el aprendizaje desde la base de la libertad, por lo que propiciamos los espacios y tiempos que permitan a cada persona o grupo ejercer su capacidad de elegir, llegar a consensos y decidir.
Partimos del movimiento para generar el aprendizaje. Consideramos que desde el movimiento es posible experimentar diferentes opciones que generen espacios y tiempos necesarios para manejar las dificultades y para resolverlas internamente, aprendiendo a depender sólo en lo indispensable de los apoyos externos.
Asumimos que toda persona o grupo puede encontrar otras relaciones que mejoren la función en su acción, incluyendo aquellas que se encuentren en un espacio limitado, ya sea generado por sus procesos internos o por la relación con el medio ambiente (construido social o natural y biológicamente -como secuelas de enfermedades crónicas, lesiones por accidentes, traumas orgánicos, baja autoestima por estigmatización social, déficit de atención, dificultades de relación con las personas, cambios sociales en la seguridad, situaciones de riesgo en el ambiente, entre otras).